LA PARABOLA DEL PASTELERO FRANCES
LA PARABOLA DEL PASTELERO FRANCES
Cuenta la historia
que una vez un pastelero francés vino de paseo a Colombia y al quedar
maravillado con la hermosura de los paisajes y la calidez humana de su gente, decidió
quedarse definitivamente por estos lados. Como tenía los ahorritos de su vida
de trabajo, se instaló fácilmente y vivía muy feliz. En esos días de sosiego,
se dijo para sí mismo. “Yo deberrrgía montargh una grrhan pagstelerghia y
panaderghia en eghsta bella ciudadgh”. (léase, hablando en francés)
El tipo dijo “esta será la mejor pastelería y panadería
del mundo; traeré los mejores equipos de Francia, me traeré los mejores panaderos
de Paris para que me hagan los mejores panes y pasteles del mundo.” Y así lo hizo. La importación de los mejores
equipos le costó un ojo de la cara y ni decir del costo que le significó
traerse a los mejores panaderos, con prima de traslado por expatriación y viáticos.
Como el tipo quería
lo mejor para su negocio no escatimó en costos de publicidad en radio, televisión,
y prensa, para crear la mejor expectativa a la apertura del negocio. En fin,
los mejores equipos, los mejores especialistas extranjeros, el mejor local, la
mejor publicidad y todo estaba listo. El gran día a las 7:30 a.m. estaba toda
la ciudad en las puertas de la gran panadería esperando la apertura. Las calles
cerradas a dos cuadras a la redonda por tanta gente. Llegó el momento y se
abrieron las puertas. Todos los pasteleros muy elegantes y orgullosos mostrando
sus bandejas de especialidades francesas. La gente se pisaban unos a otros
tratando de entrar al gran local. Cuando miraban todo eso, se devolvían
desilusionados y no compraban nada.
“Pegrro gue pasa?”
se preguntaba el gran pastelero francés al ver a la gente salir con las manos
vacías. Se bajó de su oficina y corrió hacia varias personas y les pregunto
porque no compraban.
“Noooo lo que pasa es que todos queríamos pandebono Vé….”
El tipo quebró.
Autor: Mario Caro
Articulo publicado
en Junio 2006 Semanario EL TABLOIDE
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